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Génesis 3:1

1 La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el SEÑOR había hecho, así que le preguntó a la mujer: ―¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?

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Génesis 3:2

2 ―Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.

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Génesis 3:3

3 Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán”.

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Génesis 3:4

4 Pero la serpiente le dijo a la mujer: ―¡No es cierto, no van a morir!

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Génesis 3:5

5 Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.

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Génesis 3:6

6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.

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Génesis 3:7

7 En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.

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Génesis 3:8

8 Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el SEÑOR andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.

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Génesis 3:9

9 Pero Dios el SEÑOR llamó al hombre y le dijo: ―¿Dónde estás?

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Génesis 3:10

10 El hombre contestó: ―Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.

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Génesis 3:11

11 ―¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?

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Génesis 3:12

12 Él respondió: ―La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

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Génesis 3:13

13 Entonces Dios el SEÑOR le preguntó a la mujer: ―¿Qué es lo que has hecho? ―La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.

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Génesis 3:14

14 Dios el SEÑOR dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.

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Génesis 3:15

15 Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».

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Génesis 3:16

16 A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará».

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Génesis 3:17

17 Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida.

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Génesis 3:18

18 La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres.

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Génesis 3:19

19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás».

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Génesis 3:20

20 El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.

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Génesis 3:21

21 Dios el SEÑOR hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.

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Génesis 3:22

22 Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre».

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Génesis 3:23

23 Entonces Dios el SEÑOR expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho.

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Génesis 3:24

24 Luego de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén a los querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.

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